Tristeza de Calcuta – Jorge Garzarelli

Por más que te busque, no deseo encontrarte.
Permaneces en mi alma, oh enorme Tristeza de Calcuta.

Mi mirada furtiva tiene gusto a temor y anhelo
Mi furtivo temor tiene gusto de anhelo
Mi furtivo anhelo
Mí furtivo anhelo.

Pude comprobar que el amarillo es la forma en que
el sol de India se muestra padre.

Ante cualquier instante el Tiempo se sonríe
benévolamente.
La caricia de Dios no tarda en hacerse gesto.
Basta solo que nos detengamos un instante sonriendo frente
a lo que somos:

Posiblemente una distracción divina?

Advierto, cada tanto, con sorpresa
que la dignidad es la pausada danza del corazón.

Ellas breves, fuertes, simples, alegres, coloridas, el cielo
pegado a sus manos, la risa inmediata, la inmediata serenidad,
son Madre Teresa,
la herencia de tu sonrisa.

Si, es claro que necesito alguna idea, algún motivo, acaso
alguna sensación pera no enloquecer en el silencio de mis
ausentes palabras. (aquellas de las que pregunté, anteriormente,
donde estarán sino las digo),

Plegar y desplegar ordenadamente el alma
es sólo una copia del juego del Universo.
Por que aquello que nos parece caótico es solo una
parte ordenada del Universo.

La Intemporalidad no puede haber nacido.
Sin embargo siempre estuvo.
Aquí en Calcuta es una diosa soberana.

La única.
El tiempo espera acorralado su oportunidad.
Nada le es ajeno. A veces el Tiempo se disfraza de extranjero
y sale a dar una vuelta en rickshaws.
Cuando vuelve a su agujero, nada se ha movido.
Todo ha seguido igual.
Detenido.
Ya dije? Sólo hay una diosa soberana?
La única?
El rickshaws del que hablé era sólo una ilusión del Tiempo y
una trampa cedida por la Intemporalidad.

Un supremo color amarillo es la luz con que el cielo seco
de Calcuta cubre uno por uno los 1000 y un inocentes niños
que esperan un supremo color amarillo que es la luz del cielo
seco de Calcuta.

El olvido no existe sino existe el recuerdo.

He decidido tirar una última piedra sobre el único tranquilo
lago de Calcuta.
Ahora que la piedra está en el fondo del lago y las ondas
que se formaron, desaparecieron, he decidido tirar una
última piedra sobre el único tranquilo lago de Calcuta.

Yo, que no entiendo bengalí ni hindi, me quedo asombrado
por la fuerza con que ellos hablan su idioma.
Ellos me hablan su idioma, como si yo debiera entenderlo,
por que ellos creen que su idioma es el único en el mundo.
Si ellos creen que entiendo su idioma, soy acaso un extranjero?

La lengua es el río sagrado por donde las palabras deslizan
esencias.

Lada anónimo tiene – paradójicamente – un nombre.
Cada ser no podría ser menos, ya que aquí, en el invierno
de Calcuta, cada temblor es un ser humano que testimonia
el Destino.
El sol se acuesta demasiado temprano.
Son las cinco y media de la tarde,

Pero… quién decide el atardecer?

El decidió ser como mi ángel.
El no sabia que ya era mi ángel.
El, el pequeño muchacho de ojos negros y grandes y honestos y
un alma tan cercana a Dios.

Caminé entre la muchedumbre.
Su humanidad era tan fuerte!
Me sentí inmensamente una muchedumbre.

Dios, que decimos está en todas partes.
Hoy, esta mañana de Invierno (todavía no llegó a Calcuta). .
Los cuervos cantan.
Más allá, emerge un humilde rickshaws descascarado, lleva un
niño dormido.
Dios todavía no llegó a Calcuta.

Las discusiones que en Occidente, son dialécticas, aquí
son tan simplemente redondas y circulares, como las ruedas
del rickshaw de Karmu, quien lleva sobre si el peso de la
antigüedad de las ruedas de su rickshaw.

Esta ciudad se siente como un cachetazo amortiguado.
Todo perece está a punto de empezar y, sin embargo, todo
estaba empezado, quién sabe cuando.
Hay ciudades en el mundo que no tienen origen y por esto,
creo, que las vivimos como en una azul lejanía.

Tu recuerdo es el único lazo que sostiene la idea de un
posible retorno.
Con todo el corazón asombrado, volveré a Calcuta.

La Iluminación no tiene luz,
es la Luz

Había fracasado una vez más?
Era tan frágil como me sentía?
Por que no podía llorar?
Era Calcuta mi destino?
Por que me preguntaba?

Un ángel pasó a mi lado,
manejando un rickshaws a toda prisa.

La Vida tiene todas las Formas.

Mercedes, mi amiga
fumando y hablando
(adverti que cuando habla, canta)
en el cuarto de David, su amigo

Yo reposaba sobre el juego del humo
mientras el rosado del atardecer
se insinuaba tras las ventas abiertas.

Temblé…
La amistad es una sencilla ceremonia.

Temo lo que anhelo y
anhelo lo que temo.

Mañana es hoy.
Entonces,
no puedo perder un solo instante en morir.

Kurs (un constante mendigo de once años)
apareció desde la sombra.
Su amigo, sin piernas, a quien llevaba en un carrito,
era su sombra.
Ambos recorrían Calcuta
buscando la luz. Constantemente.

Ahora me doy cuenta.
El poema es Siempre un pequeño regocijo.
Siempre y cuando uno se de cuenta.

Cuando parece que uno se ha quedado sin palabras, un montón
de ideas se atropellan y luchan por encontrar palabras.
Esto, que me pasó varias veces, puede ser fantasia o locura
o sueño.

No tuve un solo instante de silencio.
No tuve un solo instante de soledad.
No tuve un solo instante de frialdad.
solo tuve agallas para enfrentar el único desafío posible:
ser libre de mi mismo.

Un vago escurrirse de una hora en otra, no permite ninguna
novedad, excepto la novedad de vivir sin tiempo.

Los ángeles, esos frágiles, sutiles, seres circunspectos,
contemplaban asombrados que su sombra aquí, en Calcuta,
es amarilla.

Sin duda que el dolor oculto es el que se asomar en los a
rostros con más intensidad.
El gesto ni siguiera es necesario.
Hoy vi a un ser humano cuya sonrisa era del más extremo
e imposible dolor.

El extranjero estaba ajeno a la miseria que lo rodeaba.
La miseria estaba dentro suyo.
Toda la tierra estaba incendiada en el resplandor de
esos ojos.

En la fría mañana, el niño (sin padres), busca silenciosamente
algo para comer.
Los perros lo acompañaban buscando silenciosamente algo para
comer, en la fría mañana.

6 opiniones en “Tristeza de Calcuta – Jorge Garzarelli”

  1. Qué lindo que te resultó la idea de circularidad en el poema, la recurrencia de temas y esa mirada impresionista que se va deshilachando en instantáneas y construyendo mantras. Si el tiempo es circular como quería Borges, quizá la intemporalidad sea una circunferencia, que no tiene principio ni fin. Felicitaciones.

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