MUJERES QUEMADAS

(Trabajo inicial sobre las mujeres quemadas en la Republica Argentina)

 

Parte Primera: Aspectos psico-antropológicos

 

ABSTRACT

En función directa de los hechos acaecidos en nuestro país – Argentina – en los últimos tiempos con relación a las mujeres quemadas, nuestro equipo ha reaccionado en forma integral para poner en conocimiento de los interesados directamente y a la comunidad toda, aspectos antropológicos, históricos, jurídico-legales, psicológicos y sociales con el objetivo de sensibilizar a la opinión pública y privada a los efectos de actuar inmediatamente sobre estos flagrantes hechos.

No se escapa a nuestro conocimiento que la Mujer en tanto tal, ha sido desjerarquizada, desvalorizada, degradada desde tiempos inmemoriales, tanto en mitologías, religiones y aún dentro de ciertas comunidades lo sigue siendo, tal como si su Ser no existiera.

Una respuesta inmediata desde nuestras perspectivas tanto profesionales como personales sigue en  relación directa a un aporte ético-moral al Bien Común.

 

Parte primera.

 

Aspectos psico-antropológicos

 

ACERCA DEL FUEGO

 

El fuego (del lat. “focus” y del gr.”pyres”)que marca un hito en la historia de la Humanidad siempre nos ha atraído por sus especiales características.

Si bien en todos los mitos, religiones y creencias, el fuego se símbolo de purificación, conocimiento y trascendencia, también ha sido usado como forma de castigo. Piénsese solo en la “caza de brujas” del Medioevo, episodio fatal y aberrante de la Historia de la Humanidad. Santa Juana de Arco es su paradigma universal en nuestra civilización occidental judeo-cristiana.

Existe algún Infierno más plausible que la Maldad Humana?

Al respecto de la palabra Infierno (del latin”infernos”) utilizada por San Gerónimo para unificar  en la Biblia Vulgata, del hebreo la palabra “sheol”, de la “Gehenna” sitio en Palestina donde se quemaban las basuras y del griego “Hades”,- compuesto por Alfa.(la nada) y Eidos,(el saber), es decir saber de nada, hermano de Zeus y dios del Tártaro Brumoso donde vagaban las almas de los muertos para su purificación, podemos decir que pasa  en forma directa a ser un lugar de castigo para los humanos.

En una breve digresión y acercándonos al tema de las “mujeres quemadas”, recordamos una historia en la que Pyrene hija de Tubel, nieto de Noe, perseguida por el gigante Gerion, y rechazándolo se esconde en las montañas. Gerion las incendia, pero rescatada por Hercules muere en sus brazos. Hercules en su honor construye un mausoleo en los llamados Pirineos

Que el fuego con su carácter sublime llegue a ser un elemento de castigo, merece especial atención por nuestra parte con los últimos acontecimientos que, en serie como si de un proceso de contaminación e identificación en el imaginario social (efecto dominó)son la grave noticia que nos preocupan.

Dudamos que el hombre quemador conozca conscientemente los valores simbólicos del fuego, en tanto conocimiento y elemento purificador ,dentro de la historia humana.

 

Parte segunda

 

PACTO MORTAL

 

Parecería ser que existiera un pacto mortal entre los quemadores y su pareja, Ciertas previas ciertas amenazas que al final terminan con el acto de quema, serian desestimadas quizás por la esperanza de que “sea la última vez” frente al pedido de perdón del quemador que de esta falsa forma permite sus ulteriores hechos.

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En Psicología se puede determinar a esta acción como  un “pasaje al acto” sin que medio ninguna otra simbolización que la que propone la Pulsión de muerte que anida en todo ser humano y que se manifiesta con una agresión incontenible.

Las amenazas que se han registrado últimamente tienen nombre y apellido: “vas a quedar como Wanda Taddei”. (Caso en la Argentina)Como si al nominarse y por ser esta una figura pública publicitada por todos los medios teniendo a su disposición,  nombre y apellido el “quemador” tuviera mayor poder sobre su víctima

En este aspecto funciona con toda su intensidad la “Dialéctica del amo y del esclavo”.

Todo presupone que el mundo solo pertenece a los hombres. El narcicismo “masculino” encuentra aquí un lugar preferencial.

La historia nos muestra que la cultura falocéntrica ha permitido desencadenar acerca de la Mujer las formas más variadas y visibles de la desvalorización, de la denigración, de la desjerarquización de su ser.

Formas de las mismas las encontramos en las figuras míticas de Eva, de Afrodita, de Pandora entre tantas muchas otras. En todas las civilizaciones la mujer aparece como “la siniestra”, “la otra” “la impura” (léase los rituales de purificación en el Levítico y el Manu por ejemplo).

Acaso los hombres le temen a las mujeres? Hasta Rabelais nos dice que el mismísimo diablo se retiró aterrorizado, espantado ante la muestra de la vulva de una mujer.

Todo permite hacernos la pregunta de, por que las mujeres toleran tanto las continuas amenazas del futuro quemador. Es por ignorancia, por patologías, por desconocimiento de los centros de ayuda mencionados por la Dra. Chaves, por déficits habitacionales, por desidia, por imposibilidades personales profundas, o por pactos mortales implícitos en una relación mórbida y patológica?.

Acaso existiría una predisposición de estas mujeres a ser victimizadas como tales?. Ocurre que, generalmente las mujeres quemadas conocen a quienes lo realizan. Son aquí su “partenaire mortal”.

El silencio de estas mujeres por el enorme temor a estos hombres es su cómplice más inmediato.

Aquí la mujer-persona desaparece, se desvanece, se invisibiliza, tanto en sus aspectos sociales, económicos, políticos etcetera, como en aquellos que hacen a su más profunda intimidad.

Cuál sería el caso de la mujer que recientemente se autoinmoló?

Como la violencia del “quemador” a mi entender no pasa solamente por lo físico, lo sexual, sino también por lo psicológico y social, todo apunta a que el “hombre” tiene dentro de su criterio de masculinidad el poder, la fuerza, el dominio, el liderazgo como si esto fuera natural y o normal.

Las sociedades en forma histórica han apuntado a esta simbolización en forma constante instalándose en casi todos un pensamiento irreflexivo que permite el actuar directo, el “pasaje al acto” basándose en una moral degradante y  aceptada e incluso incentivada por ciertos modos “pedagógicos” tanto orientales como occidentales.

 

PERFIL DEL QUEMADOR

 

Dentro de las posibles interpretaciones del perfil personal del quemador se suscitan algunas cuestiones que merecen ser destacadas.

Que personalidad (del gr. “prosopon” – mascara), es la subyacente en esa zona obscura del inconciente del quemador?

Factores constitucionales, inadaptación, cultura condicionante, copia del medio, envidia del hombre hacia la mujer, temores o terrores inconscientes frente a la mujer, asco hacia la mujer como “objeto sexual”?

En el acto ritual del quemador a quien quema este hombre?

Por lo pronto a la piel que es un sustento natural del yo. Al herirse, quemarse, queda la marca del castigo, sentida “a posteriori” por la mujer quemada como vergüenza social, o bien como una manifestación testimonial.

Aquí la denominada Pulsión de Muerte y el presupuesto pensamiento omnipotente, que posee el “quemador” se manifiestan en un sadismo extremo, como forma de mitigar su gran complejo de inferioridad..Es obvio que se trata de hombres con patologías severas que con seguridad han sufrido profundos trastornos en su etapa evolutiva anterior. El medio ambiente en que han vivido podrá contribuir de modo directo a esta patología.

Entre ellos observamos a los “incendiarios” específicos. Dentro de esta categoría bien pueden ser clasificados a los quemadores como perversos con trastornos obsesivo-compulsivos, de naturaleza narcicísta y egocéntricos, que mediante este “acting-out” aliviarían sus sentimientos de culpa, aun cuando muchos de ellos justifiquen providencial y absurdamente  sus conductas o bien aclarando que ellos no tuvieron “nada que ver”.

El tema por el cual se pasa al “salvaje” acto de la quema puede ser motivado por cualquier disparador consciente  como algo manifiesto, pero la verdadera causa de esta patología se encuentra en el Inconsciente.

En los casos de alcoholismo, en donde el alcohol juega un papel importante en sus vidas personales, se ha podido especular que existiría un factor excitante como al mismo tiempo un relajamiento de sus inhibiciones, cayendo la moral hasta su más bajo nivel y permitiendo al individuo la emergencia de un impulso irracional mantenido latente hasta el momento de actuación.

Su mujer,  (tanto la mujer legal, la concubina, la novia, la amante o la ex pareja) la víctima, vivenciada como “propiedad” del hombre y dentro de un esquema privado, íntimo, oculto, es colocada en una posición inferior y degradante,

De este modo el quemador cubriría una necesidad personal de ocupar una posición que le permita – imaginariamente – ejercer un dominio sexual total sobre su objeto de “amor”. Aquí convertido en su objeto de “odio”

Un revanchismo trágico en el cual por “arte de magia” el “objeto” mujer desapareciera, pero no del todo Sus restos son testigos mudos de una mutilación física y espiritual.

 

REACCIONES COMUNITARIAS.  

 

La comunidad frente a este delito puede mostrar diferentes reacciones: rechazo, negación, represión, derivación, espanto, indignación sorpresa, deseo de castigo,  temor, hostilidad, etc. no quedando dudas acerca de la aberración que por ser tan “publicitada” podría llegar a ser consensuada como “habitual”.

Aquí con alguna frecuencia la indiferencia presenta sus malditas credenciales

El quemador frente a la justicia y a la opinión pública en oportunidades justifica su acción como un “accidente”. Veamos un ejemplo, Es el caso de Martin Santillan que dijo de Fátima su pareja, que “limpiando un CD con alcohol se puso a fumar un cigarrillo y se quemo al encender  el fosforo”. (El caso citado pertenece a un episodio ocurrido en Buenos Aires Argentina)

Alguien puede creer semejante mitología?

Pero qué pasaría si estas mitologías o semejantes pasan a formar parte de una maligna repetición?. Es característico en las sociedades occidentales actuales, donde el tiempo pasa a microsegundos de la verdadera realidad que estos “hechos” no nos afecten con la intensidad debida por los mecanismos de negación habituales del hombre frente al horror.

Evitar una posible “epidemia de maldad, por contagio” es parte de nuestras obligaciones ético-morales, a ser cubiertas dentro del marco integral de nuestras posibilidades profesionales y realizado en forma  multidisciplinaria.

Ya no solo caben las denuncias de estas mujeres que en muchos casos han “avisado” a la Justicia las amenazas y las heridas producidas, sino que toda la comunidad debería actuar en conjunto para la prevención de estos delitos, los  que, como hemos señalado tienen toda la impronta de la Historia.

 

Bibliografía

 

Freud,S – El malestar en la Cultura –Editorial Paidos, Buenos Aires, 2008

Idem – Introducción al narcicismo. -Tomo XIV, Obras Completas. Buenos Aries. Madrid, Amorrotu Editores, 1975

Lacan, J. – Escritos 1, Cap.2 “La agresividad en psicoanálisis”, Siglo 21 Editores, Argentina, (14 edición), l948

Quiles, I. – La persona humana”,– Edit. .Kraft , Buenos Aires, 1967 ,

 

Jorge G. Garzarelli- ph.D.

Dr. en Psicología USAL

Mat. Nacional Nro. 10512

Profesor Titular en Emérito – Fac. Psicología y Psicopedagogía-USAL

Profesor Titular Maestría en Psicoanálisis- USAL-APA

Profesor Titular Doctorado en Psicología . USAL

 

 

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