Sobre el Fanatismo

Palabras claves:

Deporte, hincha, fanatismo ,agresión, violencia

 

Dentro del área deportiva pueden realizarse una clara definición entre quien es un “hincha” (expresión popular que denota a quien “sopla”)y quien es un fanático(del lat.”phanaticus”:perteneciente al templo)

La principal distinción está tipificada por el orden de la intensidad de sus emociones y el control o no de las mismas.

En el “hincha” hay una participación afectiva e identificación con su club o equipo sin un grado de agresividad tan intenso como en el fanático. El hincha participa en forma constante y leal, con un mínimo de agresividad siendo más participativo y controlando sus conductas en forma razonable,,mientras que en el fanatismo encontramos una excedencia, un desborde conductual promoviendo en muchas oportunidades todo tipo de disturbios e inconvenientes, no solamente dirigidos a su equipo, o club, sino también a la figura del árbitro, a las instalaciones como asimismo a las propiedades del jugador.

El grado máximo de fanatismo apoyado y sostenido además por intereses económicos y políticos, se da en las denominadas “bravas bravas”. El otro no es vivenciado como un contrincante sino como un enemigo.

Si bien en todos los deportes puede haber hinchas o fanáticos es en el campo de futbol – deporte masivo y escenográfico por excelencia  – donde pueden observarse con mayor claridad este tipo de manifestaciones emocionales vinculados a las “masas”.

El fanático posee una estructura de personalidad mucho más agresiva y que está bajo el imperio de un proceso psicológico denominado “proyección” colocando en otros lo peor de si.

.En el fanatismo todos son iguales, no hay diferenciación entre los individuos, perdiendo la objetividad y anulando temporalmente su capacidad de razonamiento. Es totalmente apasionado y está convencido de lo que el piensa y siete es lo que otros deben pensar y sentir. Existe en él una mezcla de grandes ideales de lo que debe ser.

El hincha preservará la institución, el fanático la atacará desde la negatividad de su personalidad y su conducta.

Casi podría llegar a señalarse al fanatismo como una forma patológica de ser en la que se niega al otro la posibilidad de diferenciación.

Hinchas y fanáticos los podemos encontrar en todos los deportes pero se manifiestan con mayor profundidad en aquellos de contienen a grandes multitudes. Es que la violencia estructural superior a nuestro entendimiento tiene una naturaleza contagiosa.

Por otro lado y en función directa de la violencia estructural instalada en nuestras sociedades actuales, muchos deportes “sirven” de catarsis emocionales relativas en las que muchas personas se desbordan dando lugar a conductas semejantes, por lo que podemos sostener que si bien sirven a un fin inmediato no solucionan el problema, antes bien (o mal) lo tipifican lo re-instalan en cada oportunidad posible. De tal modo que el deporte en estos casos es un reflejo de la violencia de nuestras sociedades.

El fanático al actuar de este modo “apoyado” en la masificación de sus conductas, si bien son dirigidos por un líder con especiales características, parece no poseer límites llegando inclusive hasta la muertes de sus manifestantes y o del otro “extranjero” “enemigo”, actuando el prejuicio como uno de los principales motores de acción.

Es claro que hay deportes en los que la violencia no aparece por las características de los mismos. Ejemplos de esto son la natación, el golf, la esgrima, el tenis, el jockey, el vóley, el sky, la gimnasia artística entre otros.

Si bien hemos considerado el fanatismo en el deporte, esta línea de pensamiento, sentimientos y acción, también son posibles de observarlos en los ámbitos, políticos, religiosos, económicos, en otros marcos sociales y en la cultura en general.

Sabemos de lleno, todos los trastornos que ha producido en la historia la intransigencia y el fanatismo en algunas religiones occidentales que han producido un desmedro significativo en sus contenidos y formas.

Será en el Arte donde el fanatismo adquiere características diferenciadas, ya que el Arte permite la sublimación satisfactoria de impulsos que favorecen la interrelación del ser humano con lo mejor de si mismo. ES característico observar que aquellos que en el área musical prefieren lo clásico, soportan el romanticismo, y que todos ellos pueden encontrar sustento a sus emociones en el barroco, pero que la mayoría detestan lo “moderno” por su condición de “ruido”.

Lo mismo ocurre en la pintura, en la literatura, en la escultura, en la danza clásica o contemporánea,  en el teatro, en el cine.etc, pero el marco de acción nunca llegará a la violencia ya que la misma estructura de personalidad de los amantes del Arte permiten y condicionan un actitud de mayor madurez individual y social.

Qué decir de las ciencias psicológicas? Ahí también encontramos los que se aferran a teorías ortodoxas, a los que adhieren a las novedosas, a los que se permiten una rica heterodoxia, tal como se manifiesta en este mundo con la variedad y las semejanzas que nos habilitan para un Bien Común general.

 

Dr. Jorge G. Garzarelli

Universidad del Salvador – Argentina

E-mail.jorgegarzarelli@hotmai..com

 

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