El tiempo en la historia – CAPITULO 2 del Libro Psicología del Turismo – Jorge E. Garzarelli

El tiempo en la historia

La skholé como ideal griego

El pueblo griego -no todo-estaba sujeto a profundos ideales entre los que resaltaba el método de la contemplación.

Contemplación de los supremos valores del mundo que les tocaba vivir: la verdad, la bondad y la belleza.

Este tipo de contemplación, por supuesto, exigía un estilo de vida ocioso.

Este era denominado skholé, un estado de paz y de creatividad que se dedicaba a teorizaciones. 

De hecho no había otro «trabajo» que éste. Trabajo que era realizado solamente por los elegidos. El pueblo era el que trabajaba en realidad, en el sentido actual de la palabra.

En la época clásica de los griegos, Sócrates va a alabar al ocio señalando que, para él, éste era una de sus riquezas.

Mientras que en Platón ya existe una clara definición del ocio, será Aristóteles quien define a la skholé como un fin en si mismo, como un ideal de vida (léase la Etica a Nicomaco).

Epicuro señalará que el ocio es la vida que nos exigiría estar libre de ocupaciones, incluso de placeres y hasta de pensamientos políticos.

La visión griega de la skholé no fue recogida por los romanos a excepción de Séneca.

En el Medioevo el ideal de la contemplación se refugia en los monasterios. Santo Tamás recogerá lo aristotélico pero otorgará a sus conceptos la visión cristiana de la contemplación. Durante el Renacimiento la vita activa se opondrá a la vita contemplativa.

Seri con la ilustración que la Encyclopedie se referirá al ocio (loisirs) como «el tiempo vacio que nuestras obligaciones nos dejan y del que podemos disponer de manera agradable y honesta, si nuestra educación ha sido adecuada y se nos ha inspirado un vivo deseo hacia la virtud: la historia de nuestras actividades libres (loisirs), será la parte de nuestra vida que más nos honrará después de la muerte…

Si pasamos de Occidente a Oriente, será aquí donde la concepción del ocio se parecerá mucho más a la concepción griega.

El ocio es tiempo de inactividad, de contemplación.

 

El «otium» romano

 

En Roma no prosperó el concepto de skholé. Una nueva concepción es introducida por Cicerón. El ocio será un tiempo de descanso posterior al trabajo, sólo necesario para volver a él. Hay que alternar el otium con el nec-otium. El ocio servirá además para dignificar y respetar al gobierno y a sus representantes. Lo hará también para las meditacionnes.

Para el pueblo le estará reservado otro tiempo de ocio. El del descanso, y sobre todo el de la diversión. El ocio popular en Roma sirvió para generar un ocio de masas y de juegos en los que el pueblo pasaba la mitad del tiempo en sus ocupaciones, mientras la otra mitad del calendario romano eran fiestas. La clase dirigente dará en Roma el denominado panis et circenses, y según señala Munne, autor que seguimos en este apunte (bastante controvertido y algo unilateral en sus apreciaciones, ya que las vincula sobre todo a lo político y económico), no permitirá a los ciudadanos pensar en la política. El pueblo había sido reducido a la mera condición de espectador.

A diferencia de la skholé, el ocio ha sobrevivido el paso de los siglos.

Hoy se encuentra principalmente vigente, entendido más como un descanso o diversión que llevan a la evasión social, que como contemplación.

 

El ocio como ideal caballeresco

 

Será en la época caballeresca y en los estratos superiores de esa sociedad en la Edad Media y a comienzos del Renacimiento que aparecerá el dolce farniente como sentido del ocio. Junto al ocio popular surge el ocio caballeresco.

Este último se caracteriza como una conducta de exhibición social. Todo se vincula a juegos de sociedad.

El más alto grado de desarrollo de este tipo de ocio se encuentra en los estados superiores de la cultura bárbara en Europa y el Japón feudal.

Este tipo de ocio consiste en la abstención del trabajo y en la dedicación plena a actividades elegidas como la guerra, la política, e devino para disfrutar del decoro social. El ocio será: pasar el tiempo en porte. La dedicación a ellas es vivida como un acto honroso que ser actividades no productivas, por un sentido de indignidad del trabajo productivo y como demostración de una capacidad pecuniaria que permite una vida de ociosidad.

El ocio caballeresco llegará hasta nuestros días, bajo una cierta forma de consumo obsesionado por el status, como una fuente artificial de riqueza, prestigio y poder. Señala este autor que seguimos que, aquel ocio caballeresco en las épocas actuales se verá estimulado por los intereses comerciales, de marketing principalmente, a través de la persuasión publicitaria.

 

El ocio durante la época del puritanismo

 

A partir de la Reforma propuesta por el calvinismo y las rígidas doctrinas del puritanismo inglés (que luego pasan a las colonias norteamericanas), el ocio adhiere a una nueva concepción. El ocio será a partir de ese momento en Europa (sobre todo en los países con la Reforma impuesta) una conducta de grave vicio personal y social.

El ocio será entendido como antinatural. Será un concepto complejo tangente opuesto al trabajo. El ocio es improductivo lo cual lo diferencia del trabajo productivo. El ocio es vivido como ausencia de esfuerzo y sin esfuerzo no se logra la salvación eterna. El ocio condenaria eternamente. El ocio es la matriz de todos los otros vicios humanos.

El ocio se opondrá al trabajo fuente de la libertad, de prestigio y de riqueza

 

Ocio, tiempo libre e historia

 

Se hace necesario reconocer que las concepciones del ocio están intimamente relacionadas con los contextos sociales en la historia.  Los tipos históricos del ocio revelan un significado global.

Por otro lado, con el tipo moderno de ocio se destaca el factor temporal de las relaciones entre el ocio y el denominado tiempo libre. Es el ocio moderno tiempo sustraido al trabajo?

La literatura contemporánea no es ajena esta cuestión. Se intenta hacer una profunda distinción entre ambos.

 

Sebastián de Grazia y Herbert Marcuse, ocupando diferentes posiciones epistemológicas, se oponen y dicen lo siguiente. Según de Grazia el tiempo libre es tiempo fuera del empleo, tiempo desocupado, es liberación del trabajo y por lo tanto opuesto a éste. El ocio no está afectado por el trabajo, es una condición humana, es cualitativo y no productivo. El tiempo libre será cuantitativo, ya que guardan relación con el tiempo de trabajo.

Marcuse siguiendo la radical línea marxista que de hecho implica un reduccionismo de la casi totalidad de los fenómenos humanos a una teoría económica con los múltiples inconvenientes que esto presupone, indica que el hombre actual no tiene tiempo libre, es decir que no tiene tiempo de libertad. Para Marcuse existe ocio, pero el tiempo de dicado al mismo no es un tiempo libre, ya que está administrado por los negocios y la política. Obviamente esta es una extensión global que no tiene en cuenta aspectos trascendentales y particulares de la persona humana. Es una consideración solamente radicalizada en términos de persona social.

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