Shock Cultural en el Futbol – Revista AFA Mayo 2007

Entendemos por Shock Cultural (S.C.) el impacto que sufren las personas que viajan por diversos motivos a destinos extraños o también muy deseados. De acuerdo a mis investigaciones existen en el S.C. cuatro tiempos. El previo al viaje, teñido de incertidumbre, irritaciones, alguna que otra discusión, insomnio, etc. El segundo, durante el viaje, con olvido de dinero, pasaportes, pasajes, fronteras, temor a la caída de los aviones, fobias, las terribles aduanas. El tercero verdaderamente llamado shock, ocurre cuando el viajero se encuentra con costumbres, religiones, idiomas, tránsito, comidas, climas, diferentes a los conocidos en su país de origen, con inseguridades, miedos «al otro», etc. Y por último, el regreso a «casa», con los sentimientos de «bronca» o alegría por los logros conseguidos o las frustraciones deportivas o personales.

Nuestros muchachos

¿Qué es lo que puede sucederle a nuestros muchachos cuando se encuentran con un país con una cultura diversa de la argentina?

Quizás algo no muy diferente a lo que les sucede a los turistas. Pero aquí el fútbol es un gran marco de continencia. Cambiarán los modos, los estilos, la técnica, las nacionalidades de los otros jugadores, pero la estructura del fútbol se sostiene y actúa como una matriz conocida: la cancha, los arcos, las dimensiones, los pastos, son como una tierra madre. He escuchado en algunas oportunidades que «ni siquiera tuve tiempo de conocer la ciudad». En otros casos, la adaptación y asimilación al nuevo ambiente no ha resultado perturbadora. Todo esto depende del país, del tiempo de permanencia y de la personalidad del jugador.

Sería necesario que nuestros jugadores conocieran previa y lo más profundamente posible, el país y la cultura en la que estarán «inmersos» durante el contrato. Un proceso de adaptación efectivo será imprescindible para su salud personal y profesional.

Oportuno será también conocer qué cambios ocurren en la personalidad de jugadores de un club que son «pasados» a un contrario, y no una sola vez, sino varias.

También hemos señalado, en un artículo anterior sobre Motivación (ver Fútbol Argentino N° 69), que concurren varios factores para que nuestros jugadores, al estilo de la «fuga de cerebros» por mejores condiciones de vida, se vayan de nuestro país, donde han sido formados integralmente.

Es claro que las instituciones deportivas, tanto como la política, la educación, la salud, la seguridad, etc., aunque sus objetivos sean diferentes, se sostienen merced a la economía y, en este sentido, el «valor de un jugador» es su principal capital. En este caso, aunque nos parezca un poco extraño, podríamos hablar de «capital humano».

En una breve pero consistente encuesta que hemos realizado (1) sobre «Los jugadores que vuelan», emergen los siguientes comentarios:

«Se van por dinero»

«No tienen en cuenta lo que recibieron, son desagradecidos

«Es necesario que la juventud tenga otros horizontes» «Cada cual decide su destino»

«Los clubes no lo deberían permitir» «Es una jugada económica de los clubes»

«Alla ganan mucho más, aunque no saben lo que les espera»

«El fútbol europeo se nutre de los argentinos»

«Deberian ir y luego volver a sus clubes, la vida es muy diferente afuera»

«El fútbol se ha convertido en una economia internacional»

«Hay intereses de todo tipo y lo económico también es importante» «Me parece que en otros países el fútbol es diferente y los enriquece»

«Nuestros muchachos no son como los de antes, que jugaban por pasión»

«Hoy todo se vende…se vende la religión, la política, la educación y entonces…» «No tengo la más minima idea de por qué se van, debe ser por dinero»

«Algunos jugadores que nunca podrían haber viajado al exterior lo hacen gracias al fútbol»

«Si les hace bien, ¿por qué no? «Si mi hijo fuera jugador de fútbol, y se va, lo desheredo»

«Y…quizás aca no son bien tratados» «¿Cuánto ganan los clubes con la venta?

«El que se va sin que lo echen vuelve. Bueno vos ya conocés el resto»

«Se enloquecen por el dinero, quizás tengan razón» «Pan para hoy, hambre para mañana. Además se olvidan del churrasco y los amigos»
«Y yo creo que está bien, lástima que después no saben qué hacer con el dinero»

«Son jóvenes y necesitarían más información sobre lo que hacen»

Estas respuestas muestran un mosaico de ideas y sentimientos que la gente tiene respecto a los contratos que se realizan entre instituciones de diferentes países. Puede percibirse una cierta nostalgia por lo que podría llamarse la «fuga coordinada de lo mejor de nuestro fútbol».

El tiempo podrá decirnos qué ocurrirá con nuestros muchachos y aunque muchos tienen un futuro económico asegurado, el fútbol nunca dejará de ser «el amigo que permitió el abrazo fiel y perdurable» que dio sentido a sus vidas.

 

JORGE G. GARZARELLI

DOCTOR EN PSICOLOGIA

ESPECIALISTA EN PSICOLOGIA DEL DEPORTE

 

1) 25 personas (22 hombres y 3 mujeres), que contestaron en la zona Centro de Buenos Aires, en forma espontánea y anónima a la pregunta: «¿Te parece que nuestros futbolistas pueden irse del país?» (Diciembre 2006)

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