Este trabajo nace como el efecto de un “deseo de saber” acerca de los orígenes del mito. Pregunta inicial a la que se fueron añadiendo otras paulatinamente.
¿Tienen los mitos su origen en el inconciente?
¿Por qué lo mítico no aparecía investigado como un producto más del inconciente a partir de su descubrimiento y de la lectura que del mismo propone el pensamiento freudiano? ¿Puede sostenerse sin más ni más aquella hipótesis del mito como un producto cultural a partir del desciframiento de los códigos oníricos y de la estructuración de las fantasías?
Ante la pregunta sobre la autoría del mito, ésta se respondía con un silencio.